"¿Sabes qué es lo mejor que me ha pasado en la vida? Yo lo tengo muy claro.
Despertar cada día con ese ruido suave en la cocina, ir de puntillas por el pasillo y asomarme a la puerta de la cocina y ver cómo desayunas en la mesita, sentada en tu taburete de madera favorito. Vestida sólo con mi camisa del día anterior, y esa ropa interior de encaje que sabes que me encanta, con tu tostada de mantequilla y mermelada, mirando por la ventana.
-Buenos días, preciosa.
Te giras y me miras con esa sonrisa, ese brillo en los ojos, y esa dulzura que sólo tú sabes desprender.
-Hola. -dices, llevándote un dedo a los labios para quitarte esa miguita de pan que te molesta.
Y entonces yo voy hacia ti, en ropa interior, y haces como que miras algo interesante por la ventana, sonriendo. Me coloco justo detrás de ti, con mi risita juguetona, y pongo las manos apoyadas en el taburete, junto a tus muslos, y te beso el cuello suavemente. A lo que tú respondes con una carcajada y yo río suavemente, inhalando el perfume de tu pelo y suplicando al cielo que jamás cambies, que sigas siendo tan preciosa y perfecta como cada día. Poso mis labios en tu mejilla, y tú giras la cabeza, mirándome a los ojos, con esa sonrisilla de niña traviesa, me coges la barbilla, me acercas a ti y te beso en los labios, un beso como el primero, cargado con la pasión y el amor que sentimos el uno por el otro...
Qué sería de mí si me faltara alguno de éstos detalles, que hacen que mi vida a tu lado sea cada vez más hermosa y feliz..."
Juan Manuel Martín - Despertar.
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